martes, 9 de junio de 2009

GOD DYLAN (Bob Dylan; Together Through Life)


La luz tenue de la lámpara, con pie de plata y pantalla de seda en dos tonos, proyectaba las narices de Charly Zamburiñas y Juan Bateas sobre una de las paredes del salón: prominentes como la estaca de Drácula e inclinadas como la Torre de Pisa.


Yo, desde mi posición, veía sus cuerpos abandonados sobre unos almohadones de color vino, deformándolos a perpetuidad sin premeditación ni alevosía pero con nocturnidad porque ya eran las doce y media de la noche. La estancia era un espacio de calma dictado por el ambiente de taberna sureña y por un equilibrio desordenado que invitaba a la conversación.

Afuera estaba lloviendo muchísimo, hacia abajo como siempre pero de lado por culpa del viento, y dentro rezaba el último trabajo de Bob Dylan: Together Through Life. Su trigésimo tercer álbum de estudio, como la edad de Cristo.

Al darse cuenta de la similitud numérica, Juan encendió un cigarrillo para celebrarlo y rompió el silencio con palabras premiosas:


- Nos podíamos calzar un güisqui…
Charly Zamburiñas se incorporó con celeridad de rayo:
- De puta madre. Voy a por hielo y unos vasos.

De los labios de Juan se desprendía un filamento de humo fronterizo cuando me agarró por el cuello, me llevó por el salón como se lleva un pollo al matadero y me clavó en la mesa de una manera que hizo estremecer todo mi cuerpo.

Me cogió como si me tratase de una gaseosa común y golpeándome en la garganta con el canto de los vasos me precipitó al vacío, en caída libre. Al tocar fondo me deshice en mil gotas que salpicaron sus interiores como la sangre salpicaría un ascensor por culpa de dos puñaladas traperas. Creo que sentí el mismo dolor, dos vasos como dos navajazos, y aun no recuperado lo suficiente me cayó encima el hielo como si fuera una lluvia de meteoritos, con formas puntiagudas y además eran una infinidad. Menos mal que Dylan me tenía presente en sus oraciones con Beyond Here Lies Nothin’, una canción de blues balsámico que me animaba a golpe de acordeón.

- Oye, ¡Eh! Que se echan dos o tres cubitos, no puñales, y se echan antes que a mí, joder. Pon más cuidado, protesté.

La mini cadena reproducía Life Is Hard atravesando la niebla pantanosa que flotaba gracias al tabaco y Juan se dejó caer de manera plomiza sobre el sofá creando un hueco del tamaño exacto de su culo, agarró el mando, subió el volumen con una agilidad que sólo provoca el hábito y me bebió de un solo trago. Con las manos seguía el ritmo marcado por el pedal steel y se abandonó a una canción misteriosamente lenta.

- La voz de Dios debe ser como la de Bob, pensó.
- Es como si cantase Dios, dijo Charly.

Juan esbozó una sonrisa por la coincidencia de su pensamiento con las palabras de Charly y se apresuró a decir: es God, Charly, es God Dylan.

Yo, por mi parte, me embrujé con el sonido de las mandolinas y puse todo mi empeño en deslizarme lo más lento posible por las entrañas de los dos, agitándome al máximo para llegar hasta el último rincón de sus gargantas, empaparles los esófagos e inundarles los estómagos.Cuando empezó a sonar My Wife’s Home Town, fue Charly quien me agarró de nuevo. Me golpeó a la altura de la nuez hasta hacerme gritar y me echó con tal falta de precisión que me desparramó por la mesa. De mi boca se desprendieron un par de gotas del cáliz de mi sangre que acabaron deslizándose por mi cuello y se juntaron a la altura de mis hombros hasta convertirse en una corriente natural de güisqui continuo, en un río que siguió su cauce humedeciendo y manchando mi traje de etiqueta hasta desembocar en la mesa. Además, la mesa era de mármol y sentí frío.

Recuerdo que me enfadé en extremo y que tuve serias intenciones de pasar de ellos, pero no hay quien entienda las cosas del acordeón y del blues y me limité a darles sabor para ir juntos a través de la vida.Y así fue transcurriendo la noche, a ritmo de swing con If You Ever Go To Houston, entre las guitarras distorsionadas de Forgetful Heart y el blues-rock de Jolene.

Cuando God empezó a predicar con This Dream of You, Juan no sabía si estaba en México o en Texas pero sentó el vaso en la mesa y volvió a por mí, esta vez me agarró por la cintura, me alzó ascendiéndome a los cielos y me bebió en forma de beso. Yo no dudé lo más mínimo y le correspondí poniendo los cinco sentidos en ese acto íntimo: me iluminé para sus ojos, susurré para sus oídos, me agité para su nariz, me concentré para su lengua y le acaricié para que percibiese mi contacto.

Durante el recorrido fue como fermentar otra vez y en su estómago fue como volver a mis tiempos de barrica para madurar como God. Me acordé de Descartes: me saborean, luego existo.

La lluvia seguía cayendo pero en forma de blues y me sorbían mientras sonaba Shake Shake Mama, me lamían con la melancohólica I Feel A Change Comin On y buscaban mi complicidad con It’s All Good hasta convertirme en un Whiskey de carretera.

Acabé quedándome dormido justo al amanecer sabiendo que para los que duermen ya es mañana, para los nostálgicos aun es ayer y para nosotros todavía es hoy. Por cierto, mi nombre es Daniel’s, Jack Daniel’s. Nací donde nació Koko Taylor, en Tennessee, me crié con cereales de calidad, pasé mi juventud en cubas de excelente madera y maduré con ellas, viajé a un país desarrollado like a rolling Stone y me instalé en un piso de clase media-alta. Mi espera estuvo desde entonces rodeada de nombres de prestigio y de cristalería fina.

La verdad es que mi vida ha sido relativamente fácil.

4 comentarios:

  1. ya teníamos el god-ello, a god-zilla y ahora a God Dylan. Muy ocurrente, y muy cierto, hay que poner a Mr. Zimermman en un pedestal, aunque tal y como está el mundo de la música cualquier día bajan a Jesucristo de la cruz para clabar en ella al maestro.

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  2. Joder, toda la vida santificando la abstinencia y savia nueva se me transmuta en Bukowski. Intuyo que escribes sereno. Espero a tus musas cuando lo hagas pedo. Avisa, que lo difícil es encontrar tiempo para leerlo. Lo que nunca falta son ganas. Que la suerte y God Dylan te acompañen.

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  3. Deberíamos vivir todos together through life con la musica del DIOS porque sino ya me diras tu que tiene sentido, indescriptible el texto.

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  4. ...Por fin he encontrado el tan ansiado momento para recrearme con tus letras !!!!
    La parte buena es lo que uno disfruta cuando se deja y las palabras te llevan como agua, la mala que una vez que has comenzado a fluir te quedas con ganas de mas ....
    Y ahora como conecto con mi realidad???

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